Hola! Mi nombre es Jeron Plas, nacido y criado en el Oeste Argentino, Mendocino y que aprendió andar en bici al pie de la Cordillera de los Andes, después de años de practicar MTB decidí irme a vivir a Buenos Aires por mi carrera, soy diseñador y una oferta de trabajo me llevó de la altura… A la planicie… 

Después de hacer un tiempo de turismo en la Capital me empecé a preguntar qué configuración debería tener una bici para funcionar en este terreno: Vale la pena una suspensión? ¿Es necesario un manubrio ancho para mantener el control?

Varias, muchas, tantas preguntas más tarde terminé descubriendo que lo que quería era lo que siempre tuve: Para mi la bici era un vehículo de escape, una puerta a la ventura, una oportunidad de conectar con la naturaleza.

Decidí poner el pizarrón en blanco y empezar de cero, ¿que debería tener una bici que me permita escapar de la Capital, llegar a caminos rurales y tener un desempeño óptimo en largas distancias, en todos los terrenos posibles?. Para ese entonces ya tenía una bici media carrera, de acero, de fines de los 80s a la que decidí ponerle cubiertas anchas para absorber las vibraciones de esos senderos de campo que unen los pueblitos del interior de Buenos Aires. 

Con una mochila, algunos víveres y mucho entusiasmo me fuí de la tumultuosa Capital Federal en búsqueda de aventuras rurales, obtuve exactamente lo que buscaba, esa bicicleta con manubrio drop me permitió cambiar la posición de las manos a lo largo de mi travesía, pude ajustar los cambios a un punto exacto ya que el grupo estaba pensado para el llano y las ruedas se comportaron bien tanto en asfalto como en tierra… Volví de ese fin de semana exaltado, renovado, con ganas de ver el tráfico y todo el ruido de nuevo!